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Hijos obedientes en 4 pasos

Como mamá el tema de la obediencia está siempre en nuestras vidas.

Bilis derramadas, gritos, sombrerazos y hasta la “temida chancla” jajaja.


Pero, realmente les enseñamos o transmitimos el porqué es importante que hagan algo, o acaban obedeciendo porque nuestras estrategias, amenazas, sobornos, privación de cualquier tipo de aparato electrónico, etc., surgieron efecto.



¿Qué va a pasar cuando no estemos para que hagan lo correcto, lo que es mejor para ellos?

¿Y si hacemos un experimento y durante 21 días nos damos la oportunidad de probar con algo diferente?


Empieza de la siguiente forma:


1. Establece reglas primordiales/vitales. Estas se refieren a cosas que involucran la seguridad y salud de tus hijos. Son o blanco o negro.

Ejemplo: Después de comer hay que lavarse los dientes. La consecuencia natural de no hacerlo son caries, lo cual afecta la salud de tu hijo.


2. Siéntate en familia a platicar de las reglas primordiales, explícales lo que se esperade ellos, las consecuencias naturales de no hacerlo –no las que tu inventas si no lo hacen, esos son castigos.

Observa si tienen claro cómo llevarlas a cabo, si son sencillas, claras y se adecuan a la edad y capacidades de cada uno.


3. Escucha sus comentarios y se flexible, permite que ellos participen en la forma de implementarlas, el resultado tiene que ser el mismo.

Por ejemplo; quizás a uno de tus hijos se le facilita más lavarse los dientes en el baño de visitas, encuentra la forma de adaptarte a esto para que el se comprometa mejor con la actividad, lo estas tomando en cuenta.


4. Negocia con ellos las cosas que no son primordiales que son las que se relacionan con actividades que pueden ser enriquecedoras pero no son forzosamente vitales. Permite que sean ellos quienes establezcan horarios, lugares, sistemas para llevarlas a cabo.

Ejemplo: Jugar Wii o chatear con amigas. De qué hora a qué hora, después o antes de hacer la tarea, etc.


El objetivo es generar una cultura donde todos participen y se sientan integrados en un sistema familiar y donde su aportación (poner la mesa, recoger juguetes, etc.) es importante para el buen funcionamiento de su casa, sus espacios, su entorno.


Esto es mucho más atractivo que obedecer reglas impuestas donde por lo general no nos tomamos el tiempo de tomar en cuenta las necesidades particulares de cada niño, su nivel de madurez, edad, o capacidad. Y muchas veces asumimos que porque se los hemos dicho mil veces, el niño entiende qué es lo que se espera de el y lo que tiene que hacer.

Recuerda que no se trata de que hagan lo que quieran, pero sí que quede claro qué cosas son vitales y aportan primero a su bienestar y también al del resto de la familia.

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