Vuélvete una experta en resolver problemas
- Mariedith Losan

- 4 feb 2021
- 4 Min. de lectura
Una de las pláticas más recurrentes entre amigas y clientes es referente a hijos o maridos. Todas tenemos conflictos, preocupaciones o retos unos más complejos que otros, pero todos importantes.
Hay una cosa que he notado que muchos de estos temas tienen en común que es lo que nos dificulta más de lo que debería resolver o enfrentar los problemas que puedan surgir y tiene que ver con aceptar la realidad, aceptar lo que es.
A qué me refiero con aceptar lo que es; si tu tienes un dolor de estómago y el médico te dice que tienes un quiste y que te tiene que operar, pero tu no quieres tener el quiste, entonces te imaginas que es una indigestión y empiezas a tomar remedios para la indigestión. Qué pasa: el dolor no va a desaparecer. En el mejor de los casos no va a aumentar o ha tornarse algo de mayor gravedad, en el peor puede resultar ser un quiste maligno o sea cáncer.
¿Qué pasaría si vieras la realidad, aceptaras lo que tienes, lo que te está pasando y entonces actuaras en congruencia con lo que es real? En medicina es bien sabido que entre más pronto ataques un padecimiento, aumentamos las probabilidades de deshacernos del mal que nos aqueja. Si tomas al toro por los cuernos, vas a tomar la medicina adecuada, a seguir el tratamiento que esté diseñado específicamente para que te puedas deshacer del problema.
Vas a atacar el problema de raíz y tus posibilidades de éxito van a aumentar.
Para tratar un problema de la forma más asertiva posible, es indispensable que aceptes lo que es, que lo mires tal cual es. De otra forma, las posibles soluciones no van a atacar al problema, van a atacar a algo que no existe. Con lo que sólo vas a perder el tiempo, te vas a desgastar, a frustrar y probablemente el problema siga creciendo y por supuesto no va a desaparecer.
Si esto lo trasladamos al tema de conflictos o retos en las relaciones es lo mismo. ¿Qué tienes que hacer para enfrentar de la mejor manera un reto, conflicto o desacuerdo?
1. Ve a la persona por quien es, no por quien tu quisieras que fuera. Si tu esposo es un hombre que fuma, toma, le gusta ver el futbol los domingos con sus amigos, eso es. Estas conducta son parte de su personalidad. No lo veas como alguien que lo hace solo cuando no tiene otra cosa que hacer o que lo va a dejar de hacer cuando esté contigo.
2. Olvídate de tus expectativas. Cuando tenemos hijos, nuestras expectativas de lo que pueden llegar a ser son inmensas. Apenas te están entregando al bebé en el hospital y tu ya lo doctoraste en física cuántica, lo casaste, te imaginaste a tus nietos y lo viste con un estilo de vida que se adecue a lo que tu crees que debería ser. Todos estos pensamientos, aun cuando sean muy bien intencionados, no tienen nada que ver con la realidad y pueden estar muy alejados de lo que tu hijo quiera hacer con su vida. Asume tus expectativas como tuyas y sepáralas de lo que es. Esto te va a permitir acercarle las mejores herramientas y darle la mejor guía para que sea la mejor versión de sí mismo, no una réplica pirata de tus expectativas.
Cuando nos hacemos el hábito de ver las cosas tal como son, sin expectativas, nuestra visión de la realidad aumenta. Esto nos permite poder tener mayor claridad, información y por lo tanto generar mejores herramientas para poder lidiar con lo que se nos presente, pues vamos a estar trabajando directamente sobre el problema real, no sobre nuestros pensamientos “fantasiosos” de lo que quisieramos que fuera, es decir, sobre cosas inexistentes.
Cuando tu quieres aplicar medidas correctivas sobre algo que no existe, no hay manera de que obtengas resultados.
Te voy a dar un último ejemplo con algo que me pasó a mi. Mi hijo tenia atraso en lecto escritura. Después de 7 años en terapias con distintos terapistas, sin mejorías notables, con problemas de conducta, actitud y por supuesto malas calificaciones, un día mi cuñada me dice. “Ya le checaste lateralidad” ¿Quéeee? Dije yo ¿que es eso?
En mi afán por tener un hijo bien portado, con buenas calificaciones, ser la mamá modelo que hace todo lo que le pide la escuela, se me olvidó lo más importante, observarlo. Observarlo para conocerlo e identificar quién era el en todo este relajo, qué hacía, cómo lo hacía.
Resultó que es hemisferio derecho dominante, es decir zurdo y estaba escribiendo con la derecha. Siete años de terapias, frustraciones, regaños, de no avanzar en la construcción de su auto estima pues él no se sentía capaz, no entendía porque no podía hacer las cosas como los demás para que todo se hubiera resuelto "cambiándole el lápiz de mano."
Si yo me hubiera dado un respiro, hubiera echo a un lado todas las expectativas tanto internas como externas, los “deber ser” y las prisas, hubiera encontrado la solución adecuada a este tema, de forma más rápida, fácil y por supuesto, económica.
Te invito a darte un respiro, a permitirte, aún cuando te incomode o te asuste, a ver las cosas tal cual son. Esta es la mejor, si no es que la única forma de hacer cambios verdaderos o de mejorar situaciones o de resolver conflictos de raíz. Mientras no aprendas a ver las cosas por lo que realmente son, todo lo demás van a ser paliativos.
Si quieres trabajar más con este tema, no dudes en contactarme.
Nos vemos la próxima!





Comentarios