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No le estorbes al caballo

Tomando clase un día, mi maestro me dijo, “No le estorbes al caballo”… O sea ¿cómo?, le pregunté. Si, me dijo, el caballo tiene un ritmo, un largo de tranco, una fuerza definida y esta en un nivel de aprendizaje determinado a su educación, experiencia, edad. Además tiene personalidad propia.



No des por hecho que por llevar tu las riendas el vaya a hacer lo que quieres exactamente como tu estas pensando que lo haga, sobretodo porque ni le das su lugar y ni lo tomas en cuenta.


Cuando se habla de no estorbarle al caballo no quiere decir que tu ya no seas la que guía o la que manda. Tu siempre vas a marcar hacia donde quieres que vaya, tu llevas las riendas, sabes lo que quieres hacer y cómo hacerlo, pero nunca vas tu sola, siempre vas a ir encima del caballo.

Si no tomas en cuenta todos los aspectos que tienen que ver con el caballo y por supuesto la pista y no fluyes con todo, es probable que en el mejor de los casos el salto se sienta forzado, incómodo, el caballo no salte el obstáculo o en el peor, acabes en el suelo.

Pensando en esto y porque siempre estoy buscando analogías entre la equitación/caballos y la vida, me encantó como una ejemplificación de la misma.


Muchas veces vamos por la vida tensos, querido controlarlo todo, sin tomar en cuenta nuestro nivel de desarrollo, madurez o experiencia. Pensando que no dependemos de nada ni de nadie, como si nos bajáramos del caballo y pretendiéramos seguir avanzando sin el.


No nos damos el tiempo de analizar en donde estamos y por donde vamos a pasar para llegar a donde queremos, no visualizamos el recorrido por la pista.


No confiamos en la vida y en vez de tan sólo controlar el ritmo y no dejar que el “caballo” se trague el obstáculo a mil por hora sin control ni cadencia, pretendemos que a la hora de saltar, controle el paso, el ritmo y no tiremos ninguna barra o acabemos en el suelo.


Queremos que las cosas salgan exactamente como esperamos y nos olvidamos de que somos un todo, que tenemos que fluir con la vida, con las experiencias de cada día para librar los obstáculos que se nos presenten, sin acabar lastimados.

Cuando vives en el momento, pones tu atención en el presente, en lo que estás haciendo, reconociendo quién eres hoy, cómo es tu vida presente y la respetas, puedes echar mano más fácilmente de tu educación y experiencia. Esto facilita enfrentarse con los retos diarios. Cuando fluyes, disfrutas más los momentos y saltas los obstáculos con mayor facilidad.


Cuando tus expectativas, ego, falta de confianza, exceso de control son los que te dominan, esto le estorba al caballo y le impide hacer un recorrido limpio y saltar los obstáculos con facilidad.


Asi que… no le estorbes al caballo, respétalo, guíalo, haz equipo con el y disfruta el recorrido.


Nos vemos la próxima!

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