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La importancia de pedir ayuda


​​​ ¿Te sientes cómoda pidiendo ayuda? ¿Con qué frecuencia lo haces? ¿Por qué nos cuesta tanto pedir ayuda?

Hay muchas creencias limitantes o negativas alrededor de este tema, desde pensar que nos vemos débiles, hasta el sentirnos en deuda o que el otro lo hace por querer algo a cambio.

Empieza por contestar ¿Cuál es tu actitud o expectativas cuando ayudas a alguien? Casi siempre, nuestra forma de ver al mundo está directamente relacionada con nuestras actitudes. Es decir, esperas lo que das, lo que esperamos de los demás es un reflejo de nosotros mismos.


¿Cuál es tu concepto de ayudar?

Se nos ha enseñado que tenemos que ser autosuficientes e independientes, y de preferencia “perfectos”. Estas cualidades no son fáciles de empatar en nuestra cabeza con el necesitar de los demás y se enreda con arrogancia, soberbia y orgullo.


¿Qué tenemos que hacer para poder pedir ayuda sin sentirnos débiles, en deuda, necesitados, imperfectos o inútiles?

1. Reconocer nuestras limitaciones. Nadie es perfecto, nadie tiene todas las respuestas, nadie sabe todo ni es dueño de la verdad absoluta. Somos seres en constante y permanente desarrollo.

Somos seres sociales que dependen en muchos casos de la cooperación de otros. La humanidad no estaría en donde está en temas de salud, conocimiento, etc., sin la ayuda de otros.


2. Ser humildes. La humildad no quiere decir ser menos y el ser humildes requiere de una autoestima sana, la cual nos da la valentía necesaria para reconocer que no lo podemos todo. Una autoestima sana, reconoce las herramientas / cualidades que cada uno tiene y también las que nos faltan para alcanzar objetivos o enfrentar retos.

Una autoestima sana, identifica cuando necesita pedir ayuda sin sentirse menos.


3. Reconocer al otro. Pedir ayuda es reconocer las cualidades, habilidades o capacidad de otra persona. Es confiar en ella y permitirle ser de servicio, dándole uno de los mayores regalos que podemos hacer, que es afectar de forma positiva la vida de alguien más.

El reconocimiento fortalece vínculos y sentido de pertenencia y comunidad.


4. Asumir que todos somos iguales. Si entendimos que nadie se las sabe todas, que siempre podemos aprender algo nuevo y que no tenemos que ser perfectos, entonces, nadie esta por encima o debajo de alguien más. Entonces sabremos que pedir ayuda no implica humillarnos o rebajarnos.


5. Reconocer que necesitamos de los demás. Una vez más, somos seres sociales y reconocer esta necesidad, nos hace más humanos y menos ególatras.

Tenemos que separar el pedir ayuda de las etiquetas de fracaso, dependencia e inferioridad. Si aprendes a pedir ayuda de forma asertiva, desde hacerte responsable de tu vida y acciones, no como un medio para trasladar las consecuencias o responsabilidad a otros, pero reconociendo tus limitaciones, tus posibilidades de éxito y de tener relaciones más fuertes y honestas serán mayores.


Así que empieza a pedir ayuda, déjate ayudar, reconócete y reconoce a los demás como seres capaces de aportarte algo.



¿Qué es lo que más te conflictua de pedir ayuda?

Nos vemos la próxima!

 
 
 

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