5 pasos para tomar decisiones dificiles

Todo el día estamos decidiendo, desde qué desayunar, qué ponerte hasta a qué hora irte a dormir.

Hay decisiones que se toman de forma automática, no las piensas mucho, simplemente decides y haces. Pero hay otras que nos dejan sentadas pensando, nos conflictuan o nos quitan el sueño.

¿Qué podemos hacer para decidir sin sufrir?

1. Ten claro lo que quieres. ¿Cuál es TU deseo? ¿Qué buscas alcanzar con la decisión que tienes que tomar? ¿Lo que decidas te va a llevar a vivir tu deseo o el de alguien mas?

2. ¿Tu deseo es ecológico? Es decir es bueno para ti y para los involucrados. Con esto quiero decir que por ejemplo, tu deseo no sea matar a alguien (exageré obvio). Un deseo no tiene como objetivo hacer mal.

3. Olvídate de los demás. O sea cómo, ¿primero digo que el deseo debe ser bueno para todos y luego que los demás no te importen?

Te explico con un ejemplo: Tu deseo puede ser tener mayor productividad en el trabajo y un mejor desempeño de tu equipo. Para esto tienes que despedir a una persona. Si sólo te enfocas para tomar la decisión en lo que pueda sentir esa persona, posiblemente no la corras, pero ¿qué es lo correcto?. Si te preocupas más por lo que digan de ti o la imagen de “buena” persona que des, sobre lo que puedes ganar tu y por consiguiente el resto de tu equipo cuando la despidas, no vas a tomar la mejor decisión. Por eso tienes que pensar en qué es lo correcto para ti y olvidarte de los demás.

4. Ten muy claros tus valores. El tener claro al menos tus tres valores principales te va a ayudar a tomar decisiones difíciles más fácilmente. Recuerda que los valores son como nuestra brújula, nos dan dirección, nos ayudan a ser conscientes de en dónde estamos y decidir cuál es el camino que debemos elegir.

5. Hazte responsable de tus decisiones. Cuando tomas decisiones basadas en tus valores, sabiendo lo que es realmente importante para ti, es más fácil que te responsabilices de los resultados o consecuencias de las mismas. Si decides dar explicaciones de porqué hiciste lo que hiciste, tendrás bases más sólidas para hacerlo y en caso de que las cosas no salgan como tu quieres, te será más fácil rectificar el camino porque sabes para qué decidiste lo que decidiste. La elección fue solo tuya, tu tienes el control sobre tus decisiones y por lo tanto sobre tu destino.

Cuando sacamos los aspectos externos de la toma de decisiones y nos enfocamos en lo que realmente queremos y para qué lo queremos, el tomar decisiones “difíciles" se vuelve más sencillo. Si bien, habrá algunas que nos generen ansiedad pues estamos navegando en aguas desconocidas (saliendo de la zona de confort), podemos tener la tranquilidad de que al saber el proceso que nos llevó a tomarla, y echando mano de nuestra brújula, siempre podremos corregir el rumbo.

Nos vemos la próxima!